En su debut enfrentaría al francés Lucas Pouille (quien le había vencido en su último duelo en el US Open 2016) al que vencía por un apretado 4-6, 7-6(6) y 7-5 en dos horas y media de partido en un choque muy ajustado en el que Nadal llegó a salvar dos bolas de partido en el segundo set. El empate fue la tónica demasiado habitual durante la primera vuelta, llegando a los 11 empates en las 19 primeras jornadas que dejaban al equipo en la zona media de la tabla, lejos de los deseados puestos europeos, y con números muy pobres de cara a portería.